Parásitos del alma

1 ¡Pues bien, escribe aquí algunas pequeñas palabras porque así lo quieres tener ya - y, además, porque crees que, sin estas pequeñas palabras, en la Tierra se abrirá un hoyo!

2 ¡Yo barro y limpio siempre sin importar si es pequeño o gigante, si es joven o viejo, es decir: sin que importe la apariencia de la criatura! - Y por eso, ¡escúchame también a Mí, pequeña Martha del mundo, lo que Yo te voy a decir en este día!

3 ¡Mira, en este mundo todo desaparece, lo único que permanece es el Amor puro hacia Mí y toda acción que provenga de este Amor!

4 ¡Yo te reconoceré y te bendeciré por completo recién para cuando tengas este Amor! - Pero si quieres obtener este Amor, ¡primero tienes que limpiar tu corazón hasta que esté completamente purificado de todo amor que ahora te ha generado todo tipo de placeres banales!

5 Mira, la boca se desborda siempre de lo que está lleno el corazón y a los pájaros se les reconoce por su canto. Por eso, ¡escúchate a ti tan solo un día entero y observa todo lo que sale de tu boca, y reconocerás muy fácil y claramente con cuántos objetos carentísimos de valor se ha llenado tu joven corazón! - ¡Y mientras el corazón no se haya limpiado de tales objetos, no se puede hablar en lo absoluto de un Amor puro haciá Mí!

6 Mira, aun eres un alma impura y deseas siempre una cama limpia para dormir; y te daría mucha repugnancia si tuvieras que ponerte a dormir sobre la basura en vez de una cama limpia. - ¡Cuánto más repugnancia Me tendría que dar a Mí, que soy el Santísimo y eternamente Purísimo, si es que Yo tuviera que tomar como morada un corazón impuro!

7 Con esto Yo no quiero decir que tu corazón sea la morada de dragones, serpientes y víboras; Oh no, ¡de eso estás muy lejos! - ¡Pero mira, los piojos, las pulgas y los chinches que están la basura no son nada atractivo!

8 Los hombres ahora tienen sus corazones llenos de "piojos, pulgas y chinches" y, para el colmo, consideran tal desorden como algo muy digno de elogio. - ¡Pero Yo no pienso así! Porque nunca fui un amigo de tales parásitos.

9 Pero te preguntarás: ¿Bueno, pero entonces qué son "los piojos, las pulgas y los chinches del corazón"? - ¡Tan solo escúchame! ¡Yo te daré más claridad de inmediato!

10 ¡Los "piojos" son todo tipo de pensamientos absurdos y tontos con los cuales está llena la cabeza! - Desde la cabeza descienden estos piojos introduciéndose en la ropa en donde se vuelven más mortificantes que en la cabeza. - ¡De la misma manera los necios pensamientos descienden también a menudo desde la cabeza pasando al corazón y se convierten en deseos mundanos que generan ansiedad y tormento! - ¡Mira, estos son los "piojos" del corazón!

11 Cuando hace calor y las habitaciones están sucias entonces aparecen las pulgas. ¡Y así también sucede en forma espiritual con los hombres! Cuando su corazón lleno de deseos impuros es calentado justamente con estos deseos, entonces se generan todo tipo de preocupaciones nulas y a menudo sucias que comienza a causar picor y escozor al corazón y que saltan vivamente arriba y abajo, y hacia todas partes. - Mira, estos son las "pulgas" en el corazón.

12 Y ahora, ¿qué son los "chinches"? - ¡Mira, en donde no se limpia la casa con mucho cuidado, allí los chinches aparecen en la suciedad de las habitaciones e instalan sus nidos en todas las fisuras y grietas para después inquietar a los que duermen a través de sus picores y sus pestilencias! - De la misma manera sucede también en el corazón del hombre cuando, a través de todo tipo de pensamientos, deseos y preocupaciones, avivan a algunas intenciones y acciones! También estas apestan ya y no permiten más descanso al corazón. ¡Y tales intenciones y estados de ánimo son los "chinches" del corazón".

13 ¡Todo esto se encuentra también en tu corazón! - ¡Por eso hoy, en este día, Yo te digo que tienes que estar atenta a ti misma - y debes conocer tu corazón observando lo que habla tu boca y para que lo limpies después con cuidado de todas estas cosas y entonces así, Yo pueda instalarme en el mismo!

14 ¡Echa afuera todo esto - así Yo vendré a ti y tomaré morada en tu corazón! - Esto te lo digo y aconsejo Yo, tu santo Padre llenísimo de Amor, para que te conviertas, ante Mí, en una hija pura y amorosa para toda la eternidad. Amén.

Fuente: "Dádivas del Cielo" recibido por Jakob Lorber el 16 de febrero 1844, por la mañana (dadi2.251)